domingo, noviembre 24

“Plan de Arbolado 2024″ de CABA: expertos sugieren cambios y mejoras

Este año la ciudad plantará 18 mil árboles, un 50% más respecto a 2023. Diversos expertos comentan sus diferencias y sugieren como hacerlo mejor y más sustentable.

La plana mayor del Ministerio de Espacio Público de CABA presentó esta semana el “Plan de Arbolado” para el año 2024. El programa prevé que se planten –en los próximos meses– 18.074 árboles nuevos, de una lista de 30 especies. También adelantaron que lanzarán, en septiembre, un nuevo censo arbóreo de la ciudad, ya que el anterior data del 2018. Los expertos en paisajismo y de ONGs especializadas hicieron críticas y aportes al Plan.

El proyecto actual debió ser “rebalanceado” como consecuencia de que, en diciembre pasado, un temporal derribó unos 1000 ejemplares en toda la urbe, especialmente en los bosques de Palermo. “Por eso se decidió sumar 3.074 ejemplares “extra” y plantaremos 18.074”, le resumió a PERFIL el ministro Ignacio Baistrocchi, responsable de Espacio Público e Higiene Urbana en la ciudad.

Lugares a plantar

 ¿Dónde se plantarán los retoños? Guadalupe Rossi, Subsecretaria de Gestión Comunal, le detalló a este diario que “todas la Comunas recibirán sus ejemplares, pero la mayor cantidad se dedicará a aquellas cuyo arbolado sufrió mayores daños durante la última gran tormenta”. Las más favorecidas para esto resultaron ser las Comunas 9 (Liniers y Mataderos), la 11 (Devoto y Villa del Parque) y la 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza). Además de los grandes espacios verdes dañados (como los bosques de Palermo).

En total se ubicarán ejemplares nuevos en 6131 planteras vacías a las que se sumarán 7.500 nuevas planteras y 4.443 ejemplares irán a parar a los grandes espacios verdes. 

Por su parte Agustín Laibol, gerente operativo de la Dirección de Espacios Verdes y Arbolado, contó que “para reponer se emplearán especies ya definidas para cada corredor por el Plan Maestro vigente. Y para la recomposición de los espacios dañados se preferirán, en principio, las mismas especies, o similares a las que existían previamente, para respetar el paisaje original. Aunque en algunos casos sí o sí directamente deberemos reemplazarlas por otras que se adaptan mejor al Plan Maestro”.

El Plan 2024 optará –de acuerdo a la disponibilidad de los viveros– por ejemplares de la lista de una treintena de especies diversas, incluyendo fresno dorado, crespón, fotinia, viscote, pata de vaca o pezuña de buey, anacahuita, cedro misionero, lapacho rosado, ciruelo de flor, jacarandá, liquidámbar, tulipanero, plátano, tilo, ibirapitá o caña fístula, tipa, fresno americano, arce plateado, entre otros. La cantidad de cada uno dependerá de la disponibilidad al momento de la plantación, respetando el paisaje original.

Como algunas de estas especies son exóticas, y en general el ambientalismo moderno y la sustentabilidad recomiendan fuertemente evitar las exóticas y enfocarse en autóctonas, desde el Ministerio aclararon que “tratamos de optar por autóctonas o –al menos– que pertenezcan a nuestra ecoregión, para mejorar la biodiversidad y favorecer el desarrollo de fauna asociada. Aún así, en algunos casos, es posible que tengamos que elegir árboles exóticos debido a la buena adaptación que tienen al clima local y a la infraestructura urbana. O a que aportan hojas caducas, lo que mejora la eficiencia energética de la ciudad. También que sean árboles de una altura adecuada para el tejido urbano”.

El Plan actual incluye varios ítems técnicos pero importantes y que no se contemplaron en años anteriores. Por ejemplo, los funcionarios aseguraron que “en esta oportunidad se decidió que cada plantación reciba el sustrato adecuado para facilitar que cada retoño pueda extender sus raíces en forma sustentable. Y, según Baistrocchi, el contrato firmado para el Plan 2024, implica que los proveedores de árboles deberán cuidar, al menos por dos años, el crecimiento de los nuevos especímenes, incluyendo el mantenimiento de los tutores y el riego periódico. No será necesario podarlos, claro, porque son árboles jóvenes.

En cuanto al Censo de ejemplares con su ficha y su georeferencia, se iniciará en la próxima primavera y durará unos 8 meses. La idea es poder tener un conteo detallado de cada uno de los ejemplares, de su estado de salud y crecimiento de los cerca de los 430 mil árboles que hoy engalanan la Ciudad de Buenos Aires.

La visión de los expertos

“Estos “Planes” deberían ser de un “estado”, no de un gobierno. Y deben planificarse a 25 años de tiempo, para poder llegar a tener un desarrollo eficiente. Bien hecho, deberían alcanzar una vida útil cercana al siglo”, le resumió a PERFIL el licenciado en Diseño del Paisaje Fabio Márquez, un especialista en diseño y gestión de espacios verdes públicos con participación social. Y amplió: “el arbolado público es uno de los mayores “atenuadores” de males urbanos. Cumplen funciones que van desde filtrar el aire contaminado por los vehículos hasta ser un atenuador de la “isla de calor” que se exacerba cada verano. Por otra parte, las copas de los árboles, si están sanas, suavizan las inundaciones asociadas a grandes lluvias, ya que cada copa retiene hasta 500 litros. “No se acaban acá sus funciones y beneficios”, agregó Márquez, que mantiene una reconocida participación en estos temas en las redes sociales bajo el seudónimo de “Paisajeante”. “También reducen la contaminación acústica e interfieren la amplificación del ruido, algo que se nota mucho en calles desarboladas y con edificaciones altas”.

Según este experto, Caba debería adaptarse al Cambio Climático y para eso debería incrementar al máximo la cantidad de árboles plantados que pueden dar mejores “servicios ecológicos”. Para Márquez, “la ciudad tiene un déficit importante en la cantidad de árboles, como se nota en las numerosas planteras vacías o tapadas con baldosas. Y a esto se le suman muchos árboles mal mantenidos o mal podados, que —por su deterioro—no cumplen con su función ambiental y paisajística”.

Finalmente recomienda políticas para que la gente pueda “apropiarse” de los árboles y su cuidado, “cosa que ocurre cuando —por ejemplo— se los convoca a elegir y plantar ejemplares”. Y hay que educar mejor para que los vecinos los cuiden y no pidan mutilarlos por falta de iluminación o porque molestan para entrar a un garaje.

“La ciudad de Buenos Aires debería tener 750 mil árboles”

Por su parte, desde la ONG “Basta de Mutilar”, explicaron a PERFIL que “hoy CABA tiene unos 430 mil árboles, según el censo que se llevó a cabo en 2018. Ahora planean uno nuevo. Pero muchos pensamos que hubiera sido mejor un censo “vivo”, que se vaya modificando cotidianamente, para tener posibilidades de analizar el devenir del bosque urbano”.

Según Angélica di Giacomo, integrante de esta ONG ambiental, “la proporción recomendada por los especialistas es de 3 a 4 habitantes por cada árbol. En nuestra ciudad hay un promedio de 6,7 habitantes por árbol, con notables diferencias según el barrio. Por lo tanto, deberíamos tratar de llegar a tener unos 750 mil árboles”.

La idea, que también se propuso en formato legislativo, es que cada ciudadano pueda ver, al menos, tres árboles desde su casa; tener un 30% de cobertura vegetal en su barrio y no vivir a más de 300 metros de espacio verde. Y en la ONG aclaran: los tres árboles deben ser de follaje frondoso, el 30% de cobertura debe medirse a nivel ser humano, no por satélite; y que el espacio verde debe ser de suelo absorbente. Todo eso protege de las consecuencias del cambio climático.

Los miembros de esta asociación también mencionan que, en los últimos años, murieron entre un 60 y un 95% de los ejemplares plantados ya sea por falta de riego, por falta de protección ante el vandalismo, por falta de mantenimiento de tutores y por malas condiciones de plantación.

También se expresaron ante este diario acerca del controvertido tema de la poda: “no deberíamos preguntarnos cómo o cuándo podan sino por qué y a quiénes beneficia. Debe hacerse pero sólo en los casos imprescindibles, porque sino se perjudica la salud del árbol y lo vuelve más vulnerable a los vientos y quita los beneficios del follaje frondoso. Sólo deben cortarse ramas secas, enfermas, quebradas o que rozan unas sobre otras o una rama que tape un semáforo. Todo lo demás se puede solucionar modificando un objeto inerte sin afectar a un ser vivo de manera irreparable.

Y finalizaron: “el arbolado urbano es el eje vertebrador de la infraestructura verde urbana. De su preservación, cuidado y aumento de ejemplares depende la salud ambiental física y psíquica de quienes habitamos y transitamos las ciudades”.